martes, 1 de mayo de 2012

OLVIDADAS

Febrero de 2010: una escuela de niñas en Pakistán sufre un ataque de bomba por parte de talibanes. Mientras tanto en España, miles de niños acuden disfrazados al cole celebrando la llegada del Carnaval.
Situaciones totalmente diferentes, contrarias incluso. Mientras que en un país cientos de niñas lloran aterradas viendo como sus compañeras no han resistido a lo que un grupo de hombres con armas y enmascarados acaban de hacer, en otros los niños disfrutan con sus disfraces, sintiéndose por un día princesas de un reino mágico o superhéroes. Esto es una historia de niños, pero ¿qué hacían los adultos entonces? Pintaban la cara con miles de colores a sus hijos mientras en la radio escuchaban que un grupo de niñas habían muerto en una escuela, curioso, justo donde se dirigirían en unos minutos. Es ahora cuando esos padres se trasladan inmediatamente a esa situación, pero tras pensar que en la escuela de sus niños nunca ocurriría tal catástrofe, desconectan y entonces ese hecho terrorífico pasa al olvido, como si no hubiesen oído nada esa mañana más que las risas de sus hijos. Pero esas niñas siguen ahí, porque es una realidad no un capítulo de un libro de terror que ha inventado cierto escritor. Estas niñas siguen sufriendo, llorando desconsoladas, temblando de miedo… ante una situación sin remedio, pues qué hacer en un país gobernado solo y exclusivamente por hombres, en el que la mujer solo muestra sus ojos, está condenada a vivir solo para ellos y a no recibir educación, causa por la que se desató ese terrible atentado aquella mañana de febrero.
Esta es la realidad que nos aborda cada día, mientras cientos de políticos luchan por unos simples votos, en otros países son hombres con armas los que obligan a votarlos, mientras un país está pendiente de la televisión para ver si de una vez han nombrado “marqués” al entrenador de una selección que ganó un Mundial de fútbol, otros evitan mediante revoluciones en las que entregan su vida, que ese mal nacido de dictador abdique para siempre.
Son hechos que surgen cada día y que desgraciadamente pasan muy rápido a la historia. Hechos que, por espantos que sean, no logran llegar a los sentimientos de una sociedad que logre poner fin.

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